miércoles, 10 de noviembre de 2010

che romantica, a ver si nos asinceramos....

las velas son para cuando se corta la luz, no para crear clima pre cama... se corre bajo la lluvia para mojarse menos, no para vivir una aventura de amor... las camas de dos plazas son para que duerman dos personas mas cómodas, no para enroscarse haciendo de dos un solo cuerpo uniendo... sus almas!!!!... chocarse con alguien en la puerta del ascensor es torpeza, no una mueca del destino para entrelazar dos vidas... si te besé antes y durante la relación sexual,ahora que acabamos... me dejás dormir en paz? los susurros al oído te hacen cosquilla y te dejan la oreja salpicada de saliva... donde le viste el lado fogoso? es cierto, no te llevo nunca flores... pero la coca helada y las pizzas de muzzarella que compré antes de subir al departamento, para evitarte cocinar la cena...no te sirve como demostración de mis mas nobles sentimientos? si sabés que la historia de la pareja desencontrada va a terminar en romance... por que no me dejas,mas vale, ver la película de suspenso que tiene al menos una trama menos predecible? los osos de peluche... son para nenas sub diez años!!! madurá, mujer! es verdad... no recuerdo el dia del aniversario de novios, pero jamás me olvido de pagar la tarjeta que usamos los dos en termino... eso no cuenta? chicas, se quejan de que no somos románticos... y ustedes? quien les critica esa enorme falta de practicidad vital??????

2 comentarios:

Mariana dijo...

Haber.... no es que no seamos practicas... es que un poco de romanticismo no duele. Sentirse deseada, sentirse especial vale mas que el regalo mas costoso o pagar las cuentas al dia... por experiencia..
Deberian ponerles un cartel en la frente a los que son pescados como para advertirnos...

Esculapio dijo...

lo especial, justamente, no necesariamente es lo común, y sentirse tiene más que ver con el espejo que con el estilo. El romanticismo no duele, pero tambíen habita -y muy especialmente- en las pequeñitas, mínimas cosas de todos los días, el beso en la puerta o el café de ayer. Sólo hay que abrirse y saberlo.