sábado, 19 de febrero de 2011

MI DARK VADER PERSONAL


Si sos amante, fanático de la familia Ingals, si leer cosas oscuras en un día sábado nublado te perturban, te digo que mejor leas el mail siguiente, aunque sea una oferta del Disco, porque hoy me invadió el lado oscuro de la fuerza. Hoy Dark Vader, se apodero de mí.

Hoy siento que es uno de esos días en que mi vida no tiene mucho sentido, esos días en donde me cuestiono cómo y por qué estoy viviendo así

Hoy es un día en que todos mis fantasmas me persiguen, me hacen saber que nunca se fueron, que yo simplemente mire para otro lado, como cuando uno es chico, está viendo una película de terror, y te tapan los ojos, para que pase la parte fea, solo que esta vez, quiero que pase la película entera.

Hoy me doy cuenta que por más que intente taparme los ojos, mi vida en argentina me sigue dejando vacio, y ya no se en que parte es culpa mía, por que deje de viajar tanto, que era solo para huir de acá…decidí quedarme quieto, afianzarme acá, pero miro a mi alrededor y es todo lo mismo de siempre.

Si bien, miro para atrás y veo que en estos últimos 6 meses, hice cambios buenos, y deje de pelearme con la sensación de sentirme extranjero en mi propia ciudad, y decir……. uff tengo que hacer amigos nuevos acá??.... A mi edad?? ……No se supone que ya los tenga y con ellos, seguir hasta el fin de mis días??? Y sentir que mis amigos están en México y no aquí

Gracias al cambio de mentalidad, de proponerme hacerlo y conocer gente nueva. Algo cambio y llego gente copada a mi vida, pero la misma sensación me ataca, me encantaría sentirme como cuando era chico que nada importaba, solo divertirme y ser feliz esa era la mejor carrera de mi vida sin lugar a dudas era esa, la que no tenía línea de partida y mucho menos línea de llegada.
Durante todos estos meses había creído que me había superado, que de aquellos momentos solo quedaban un par de fotos graciosas y la enseñanza de vivir, y hoy desprejuiciados estos me azotan el pecho, y me generan un nudo imposible de poder desatar.

Me doy cuenta que aun sufro los mismos miedos. Que sigo siendo aquel que temía al terreno baldío que tenia al lado de casa, que era el mismo chico impaciente que abría los regalos de navidad antes de tiempo, y que las pesadillas de una persona, así como a la esencia personal, no hay tiempo que pueda transformarlas.

Hoy me cuesta mirarlo todo, asimilarlo, y comprender que el paso del tiempo me dejo en alta mar.
Que la vida ya no es una carrera sin línea de llegada, sino una carrera de fórmula uno, con extensas peleas por llegar al podio.

A veces pienso en el sentido inmaculado, propio no solo de un niño, sino de un romántico eterno, que me transforma ante la prueba contundente de mi fracaso personal, y mi victoria social, en una persona que jamás había querido ser.

Hoy me doy cuenta que crecer es una triste manera de acercarse a la muerte. (Pensamiento que me envió santiago en un mail) Pero mejor morir dignamente que morir en vida.

No es solo aterrador la sensación de dejar de existir físicamente, mi peor pesadilla era la de dejar de existir, para transformarme en alguien normal.

En lo esperado, en lo anunciado, en el triste camino que las hormigas mundanas llaman felicidad, pero a la cual yo siempre llego tarde y solo encuentro una humareda residual que nunca logra empacharme.

Nunca más amare??, nunca mas sentiré que me desfalleceré por nada en este mundo??. Nunca más llorare de felicidad, y peor aún, tampoco lo hare de tristeza.??
Nunca más sentiré culpa por cometer acciones indebidas, y siempre tendré una hábil excusa para justificarlo.

Pero de todo esto, lo que más me atormenta es la sensación de jamás poder volver a soñar. Para aquellos que no lo saben, cuando soñamos, el consiente le otorga el lugar al inconsciente, y es este ultimo el encargado de fabricar todo lo que nosotros llamamos sueños.
Y es aterrador, desgarrador y aberrante, pensar que para soñar yo jamás necesite dormirme.

Es triste entender que los soñadores, los buscadores de algo mas, en algún momento de la vida terminan haciendo la fila social a la espera del numerito que nos diga en que casa vivir, que hijos tener, que trabajo sufrir, que compañera de vida elegir, que tener permitido hacer, y que tener prohibido.

Pensar, sentir todo esto, definitivamente me angustio. Si bien la angustia es un sentimiento que nadie puede vincular a una parte del cuerpo física, podría jurar que un yunque de cemento se me alojo en mi pecho y parecía decidido a quedarse.

Los consejos, las vivencias, los libros, y las experiencias de aquellos que han vivido un paquete de décadas, nos dicen continuamente que la vida es esfuerzo, trabajo y salud.
Y cada vez que escucho eso, el corazón se me achicharra como si lo metiese en un microondas.

Por fin, pude darme cuenta que tal vez sea una persona que busca emociones fuertes en todo lo que hace. Que para ser feliz, necesito amar todo lo que me rodea con la misma pasión que sentía antaño.
Y por momentos, los seres humanos nos tiramos en la cama derrumbados, sabiendo que eso es imposible.

“La esperanza es la asesina del alma” dijo Friedrich Nietzsche, y hasta hace poco, lo compartía a más no poder. Lo defendía a capa y espada como quien defiende a su propia madre.

Sin embargo, hoy me doy cuenta que si perdiese la esperanza de poder amar locamente, de poder vivir con pasión desenfrenada las cosas que amo, y debiese callar mis pensamientos para no ser una persona marcada por la sociedad. Si por solo un segundo de mi vida esa esperanza no estuviese, y debiese adecuarme a la realidad que la sociedad me ofrecía, el asesino de mi alma seria yo. Y para mi sorpresa, con muchísimo gusto.

Por eso, cada vez que charlo con mis amigos, cada vez, que un proyecto mío se ve realizado, cuando viajo y descubro una ciudad nueva. Cuando veo a mi perra umma con la simple felicidad innata que revela el revoleo de su cola al verme, o simplemente me freno a decirle lo que siento a la mujer que quiero, me vuelvo a sentir un niño de nuevo. Siento que a veces un retroceso es una manera de avanzar, y que si no pudiese vivir mi vida sin límites, sería mejor no tenerlos de ninguna manera. Porque no hay pecado original más terrible en la vida, que ser egoísta con uno mismo.

Vuélveme

Del confín de tu abrazo

De mi extravío

Territorio incierto

Donde me abismo

Fuera de mí

Contigo

Por la habitación

Errándonos

Tráeme

Tiembla mi nombre

En tu voz

Próxima e íntima

Huesped errante

De mis paisajes

De mis recodos

Fisonomías

Cuéntame

Arrópame

Moldean mi cuerpo

Tus besos

Tus dedos vacilantes

En mi territorio

Descansa

y sueña