lunes, 22 de noviembre de 2010

Retazos

Con retazos que salvó del naufragio,

ése que la arrojó a esta orilla

desde donde ahora mira sin afecto

la anchura inescrutable del océano

que ya no la intimida,

que manso se apacigua

en salobres cosquillas

bajo sus pies ligeros.

Con retazos y con algas,

caracoles, escamas y guijarros,

con plumas y con alas

de gaviota, de grillo y de cigarra,

armaría la trama de un vestido nuevo

para vestir en las tardes

de su andar por las orillas.

Cantando los restos de las palabras dichas,

a la hora en que el sol depone sus fulgores

en la entraña azul del poniente,

impregnando la noche

que pare una a una sus galas estrellas

Obscuro

Tu grito sordo de hembra embravecida,

tropel de sangre palpitando la noche

de tu vientre vacío.

Hoy has muerto varias decenas de veces,

lo he visto en la mueca de tu pupila inerte

buscando lo oscuro

A ver si viene la bruma de esos días

y tu vigilia no sea tan implacable,

como para no devolverte en sueños

el temblor de la voz amada

llamándote por tu nombre,

convocándote,

al ancestral ritual de la entrega

esa premura de humores derramándose

en la abertura sedienta de dos cuerpos

que se hacen uno.

Certidumbre

Ahora es cuando puedes saberlo,
que nada fue irreal
porque duele.