lunes, 22 de noviembre de 2010

Obscuro

Tu grito sordo de hembra embravecida,

tropel de sangre palpitando la noche

de tu vientre vacío.

Hoy has muerto varias decenas de veces,

lo he visto en la mueca de tu pupila inerte

buscando lo oscuro

A ver si viene la bruma de esos días

y tu vigilia no sea tan implacable,

como para no devolverte en sueños

el temblor de la voz amada

llamándote por tu nombre,

convocándote,

al ancestral ritual de la entrega

esa premura de humores derramándose

en la abertura sedienta de dos cuerpos

que se hacen uno.

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