martes, 9 de agosto de 2011

EL AMOR ES UN JARDIN.. NO UNA JAULA


Antes de ayer fui a cenar con un amigo. Vamos a llamarlo “La garza Sosa” le pongo así, por que tendrá relación con lo que les narrare mas adelante y por que muchos de ustedes conocen al protagonista de la historia, así que como a un súper héroe, protegeré su identidad.

“La garza Sosa” tiene 34 años, esta casado hace 12 con... Vamos a llamarla “Castrilli” (es un arbitro muy famoso en argentina y bastante policía) aunque me parece medio injusto el apodo que le puse , pero no encontré otro mejor para graficar a los personajes

Siguiendo el hilo…” La Garza Sosa” se caso hace 12 años con “Castrilli”. Tuvieron 2 hijos,, se compraron la casa, el auto, y van cada 2 años de vacaciones a algún lado… el trabaja.. Ella también…pero hay algo en ellos que se repite en el 70% de las parejas que conozco! Si! En el 70%, seguramente ya estarás diciendo que estoy loco.. pero no!

Resulta que “La Garza Sosa” se siente preso dentro de su matrimonio y siente que “Castrilli” lo tienen preso hace 12 años. Pero los dos ocupan un rol bien definido.. El es el preso y ella la policía que lo tiene cautivo.

Hay mucha gente que vive el amor como si fuese una jaula que limita, que ahoga. Esas personas juegan al ladrón atrapado y le dan el rol del policía al otro, porque es mucho más divertido ser ladrón que policía, toda la vida. No?

El policía es el malo, el perseguidor, el exigente, el causante del encierro. Y acepta ese rol feo porque no le queda otra, le sigue el juego al ladrón por inexperiencia, por amor desmedido o imposibilidades, en fin pueden ser muchas cosas.

Pero el policía no nació para eso y, a medida que pasan los días, las estaciones del año, él también empieza a sentir el agobio, la falta de aire, el inmenso esfuerzo y el tiempo que le consumen mantener al ladrón en la jaula.

Un día, algo aburrido ante la falta de peligro del ladrón dormido, el policía siente por primera vez deseos verdaderos de salir. Tiene la llave pero ¡no!, dejar solo al ladrón sería el final. Así descubre que él también está atrapado en su deber de vigilar.

Si el policía deja el juego perdería al ladrón. Sí, perdería al ladrón, lo dejaría libre para hacer de las suyas, es lo que quiere y siempre quiso el hijo de puta!. Perdería al ladrón y su razón de ser. ¡No! Firme, intenta no pensar.

Pero una noche, en la celda oscura y húmeda, el policía sueña con ser jardinero. Y empieza a soñar esto todas las noches. Disfruta dormir, es más divertido que su triste vida. Y su sueño empieza a tirar, como tira de la cuerda un marinero para acercar el barco al muelle.

Sigue pasando el tiempo y, sin que el policía se de cuenta, en un segundo cualquiera, se le escapa la mente entre las rejas, no lleva al cuerpo, entonces puede. Se va volando a buscar terrenos, a juntar semillas, a construir molinos y arar la tierra fértil.
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Al principio, el cuerpo del policía se resiste, prefiere seguir abrazando al ladrón. Pero ya no es lo mismo, no alcanza, no es divertido y el cuerpo va cediendo. Un día abre la puerta a ver qué hay, qué es eso del jardín que le cuentan sus sueños y su mente pérdida.

Equilibrista, camina por la soga de la que tira su mente-marinera. Le da miedo pero es divertido, es libre y se olvida que el ladrón quedó solo con la puerta abierta, nadie que le impida seguir sus propios sueños. Quién sabe, quizás salga de la jaula y sea peluquero. O buscará otro policía y seguirá como al don pirulero.

Aunque es más divertido ser ladrón, nadie nace “Castrilli” ni “La Garza Sosa”, se trata de personajes. Son abogados, arquitectos, pintores, jardineros que un día se sacan el disfraz, incómodo que tenían, y siguen sus sueños. Y buscan a otro que quiera reír, plantar tomates y regar margaritas.

POR QUE EL AMOR NO ES UNA JAULA….. ES UN JARDIN!

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