sábado, 4 de diciembre de 2010

A través de los días

A través de los días,
de lo que ausentándose, perdura
sólo un poco, antes de desvanecerse,
te veo pequeña
bajo el sol del mediodía
encendido en tu frente
Las mejillas arrobadas
apresurando el sendero
tus saltitos de gorrión
detenerte ante la puerta
inmensa, deshabitada
Grito que arrancaste al silencio
y del silencio
su revelación, su certeza
evocada y repetida
a fuerza de no entender
o de entender demasiado
Te soltabas, ves, ahora?
te ibas a lo alto
desprendiéndote del suelo,
del sendero ya extraviado,
a las copas de los árboles,
los amaneceres, las estrellas
Evocando, repitiendo, endureciendo
Y fueron otras puertas, otras veces
de iglesia, de hospicio y sanatorio
Golpeabas sin trasponer,
sin llamar porque entonces
sólo seguías ahí
mirando, presintiendo, comprobando
Pequeña arrebatada del cielo
yo te he visto caer como un cometa,
apagar tu brillo, engañar tu luz
retenerla
Pero yo entonces, un día
hurtada a la noche más larga,
te traje una risa de niño
que floreció de ti, de tu secreto,
de tu misterio
Y puse su mano en la tuya,
para llevarte
Ave, fruto, nube, duende
Las puertas cayeron sin ruido
sólo se dispersaron
de tan gastados pesares
Su canto trae la brisa
del cielo recuperado,
su resplandor
su promesa

1 comentario:

Esculapio dijo...

Bellísimo. Abrumador. Conocí algunos de tus días, y me dejé llevar por el poema hasta que también pude verte, pequeña, saltitos y rayos de sol en el pelo. Y verde pasto brillante en la tarde.