viernes, 8 de octubre de 2010

NO HAY QUE ENCANTAR A NADIE




Cuando las relaciones amorosas llegan a su fin, se bifurcan de este callejón sin salida dos tipos de personas: Las que aceptan la realidad, y los que buscan explicaciones cósmicas y auto convicción para poder aferrarse a algo que ya no existe.
Cuando hablo de relaciones amorosas, no precisamente me refiero a una pareja, sino también a la familia, a las amistades, y a todo tipo de situación que posea afecto.
La mayoría de la gente pasa por alto que jamás extrañamos a la otra persona, al anterior trabajo, o al anterior perro. Sino que inequívocamente extrañamos lo que esas cosas nos hacían ser.
No somos la misma persona con nuestra abuela que con nuestra novia. No somos la misma persona en un trabajo de Kiosquero que en uno de mayor envergadura. Y tampoco somos la misma persona en ninguna relación.
Porque nosotros, somos la creación de nosotros mismos solo para con nosotros. Pero por desgracia, el ser humano no posee la virtud de encantar, sino que sufre la falencia de encantarse.
Por eso es que es tan idiota y erróneo querer recuperar lo que fuimos, a través de las cosas que nos hicieron ser.
Según Sigmund Freud, cuando una pareja se separa, y vuelve a estar pasado un tiempo, todos los minutos que pasan juntos, es solo para intentar recuperar lo que fueron. Y yo asiento como si me afirmaran que soy hincha de Tigre, porque es una certeza tan grande como que todos alguna vez sufrimos.
Por eso es tan ridículo ver a las personas intentar recuperar las cosas que creaban su esencia, en vez de intentar recuperar su esencia pura. Es muy bizarro escuchar a la gente decir que necesitan tal o cual cosa por que los hace sentir bien, sin darse cuenta para sentirse bien con uno mismo, es imposible necesitar algo externo.
Es cierto, el amor es un valor agregado a la vida que todos los seres humanos necesitamos. Pero así como el lobo estepario afirmaba que existían miles y miles de nosotros mismos, yo lo vuelvo a afirmar y a decir que si alguien o algo alguna vez te hizo sentir de una forma que añoras, deberías buscar la forma de sentirte nuevamente así, y no de querer buscar a la persona o cosa como si fuese una fábrica de sensaciones.
Repito nuevamente con toda la soberbia del mundo, que por desgracia no tenemos un factor o un poder que pueda generar en el otro una sensación pretendida por nosotros. Por el contrario, tenemos la debilidad de sentir no voluntariamente un encantamiento hacia algo que, tal vez, siquiera estaba destinado a nosotros.
Por eso, es necesario comprender que la búsqueda comienza y termina en uno mismo. Que todo en este mundo es sustituible, y que la mejor forma de no encantarnos, es no perder el tiempo intentando encantar a nadie.

1 comentario:

chily dijo...

a bueno! que terapia ni que terapia! 2 millones de sesiones al vicio. con 5 minutos de lectura ya se entiende todo. muy claro, conciso, directo y ferpecto. se funde mi psicólogo! jaja. te sigo leyendo. besos