sábado, 10 de abril de 2010

coca caliente no

has soportado silenciosamente el tráfico, embotellado, escuchando la radio y las barbaridades del periodista anunciando muertes y tragedias. resististe con forzada indiferencia la mirada abrumadora de los niños de 7 y 11 años que te pidieron monedas en esas esquinas. con imperturbable solidez, ignoraste la sensación física del vacío de tu soledad en tu departamento triste. sos otro ser solo, y eso no cambiará en mucho tiempo. Entonces, te serviste un poco de esa gaseosa, que a la mañana, antes de salir hacia tu trabajo (mal pagado y que frustra de lleno todos tus sueños y aspiraciones) habías dejado torpemente fuera de la heladera. El líquido tibio se dispersó por tus papilas hasta caer como una cascada por tu garganta seca. Entonces, estrellaste el vaso contra el televisor y gritaste enfurecido la putamadrequeloremilparioooooooooooócarajooooooo, al punto de hacer saltar del susto a las hermanas del 5º C y sacar de su sueño profundo, al estudiante de filosofía del 4º A. Es obvio... todo tiene un límite...

2 comentarios:

Esculapio dijo...

si todo tiene un límite, ¿nada también? el asunto entonces es encontrarlo. Y una vez ahí, arreglársela para irlo corriendo.

Unknown dijo...

... y aun en el limite, comprendes que los sueños no navegaran hacia un futuro, a menos que encuentres aquel rìo de esperanzas, aquel que te descubre cada dìa cuando el sol no llega a tu alma, aquel que te llevarà de la mano por senderos eternos y llenos de sabidurìa, aquel que no consuela, pero que ayuda...