lunes, 23 de noviembre de 2009

conmigo

vas a estar conmigo.
de repente, esa certeza.
tanto andar en la vida, tanta caras nuevas, tanta agenda incumplida, tanto poner la cara, tan desesperante sucesión de contactos con todos y con nada.
y así, como una travesura infantil, como una broma de la vida, te veo, bernarda, mi pequeña galleguita, mi diminuta torre de piedra y de enredaderas floreadas, cumpliendo ya tus once años. las bebés que traemos al mundo, las bebés de los padres varones, no deberían crecer.
sin embargo, esa certeza...
estarás conmigo.
tanto rodar, tantos giros, tantos pasos en todas las direcciones, y es en vos en quien descubro a mi compinche, a mi a mi aliada, a mi secreta socia de aventuras.
cuando todo me falte, yo lo se, estarás vos, bernarda, con tus ojos mundiales, y tu amor hiriente de tan profundo, a mi lado.
será por eso que esa bebé de pelos colorados pegados al casco de su cabecita redonda, que pesaba poco mas que 3 kilos, ha crecido hasta llegar a los 11 años.
creciste para aprender a guiñarme el ojo, y decirme en secreto...shhhhhhhhh... despacito... que nadie escuche..... que serás vos la que estará, ahi, a mi lado, cuando tengas que estar.

2 comentarios:

Esculapio dijo...

Hermoso.
Estoy profundamente conmovido. Me pasa como a vos. Veo crecer a esas hijas mías y es como si se me fuera yendo el alma con el viento. Uno debiera saber soltarlas sin tanto. Como dice Sabina. Uno debiera poder ansiarlas menos. Para que les llegue más aire. Para que se hagan solas. Pero uno no puede dejar de ser el que es. Y las siente como muelas. Y las piensa como propias. Y que tiene que convencerlas para que no se vayan. Y persuadirlas para que quieran. Pero con el cristalino de los ojos un poco menos licuoso que en aquellos formidables días de sus naceres, me parece que la presbicia de estos años nuestros empieza al verlas tan mujeres. Tan ajenas. Distantes del pañal, de sus deditos mínimos, de una mirada primera que nos invadió hasta el fondo de los ojos. Y que nos robó para siemre. Si pudieramos hablar de un siempre. Compadre, nos andan. Como el tiempo y el río de la vida. Ese río y esa vida que supimos nuestra, pero que sigue su curso. Ojala se les haga costumbre sabernos de su lado.

LA DOLILA dijo...

YO NO SERÉ TU HIJA, NI TAN ESPECIAL...PERO TAMBIÉN VOY A ESTAR...TE LO ASEGURO!!!!