jueves, 21 de mayo de 2009

Nonino. Un chau legendario.

Mientras el bandoneón de Astor se desliza entre bajos y fondos fabulosos, guitarras eléctricas y pianos arlequinescos de leyenda, con un ronquido que respira ciudad por todos lados, edificios y bondis, ventanas sin balcón, humo y bocinazos, se me da por envidiarlo a Nonino -sanamente o no, no creo que le importe-. Qué bien te fuiste Nonino. Millones, desde aquellos años cincuenta, te saludamos con el corazón hecho un puño cada vez que escuchamos tu canción. Porque cuando el fuelle famoso empuja al violín que cae en Sol, no conozco a nadie que no sienta un suspiro lánguido y hondo, que le lagrimea el bobo, parando los latidos para no desafinar.
Soy padre de tres. Tal vez me toque.

2 comentarios:

lión dijo...

el ciclo de la vida nunca mejor resuelto. en la oscura buenos aires se muere un gringo viejo, y en un hotelucho de america del norte, un genio nunca suficientemente venerado, se inspita y da nacimiento a una pieza salvajemente viva y movilizante como "adios nonino"... hasta el gringo debe hacer temblar la incognita area donde se van los muertos, cada vez que alguin le toca la cancion

Esculapio dijo...

el ciclo de la vida y la resolución. ¿dónde empezó el genio? - vale lo mismo que preguntar en qué rulo comenzó el ciclo- cuál será, en definitiva, la lámpara, como un útero milenario, que lo cobijó por vez primera, -y, valga la imagen, lo largó después de una franelita-