Casiopea
tenía una extraña fascinación:
el deseo de los chicos borderline
se le volvía obsesión.
Quedaba desvastada,
nadie entendía la razón
Por qué padecer le halagaba
Ese juego de seducción.
Dama de cuero,
-Pero sin tachas
tamilán ni redoxon-
Cientos de talentos,
adictos a la genialidad
Claman el infierno
De tu adoración.
Chica de silicio,
Apagá el computador
Dame un giga
De arenoso corazón.
No me borres -imploro-
No tires mi número de celular
La última neurona que me queda
va rodando al albañal
Horas sin sentido
Páginas que se recalientan y se van
El download de tu amor
Fagocitó todo mi RAM
Chica, qué suplicio!
No quiero sonar a bandoneón
Pero no puedo especializarme
Disecarme, analizarme
ni evitar esta disertación.
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