De nuevo, se decía,
no podía escapar a la servidumbre
de la repetición de lo mismo y su retorno
La de crear al otro a imagen y semejanza de sus desdichas
para creerle,
para echarle, después, la culpa.
Ponía todo el empeño
en erigir el espejismo
que terminaba por capturarle
Fascinación y ceguera;
de perpetuar el amor
en el sublime instante del enamoramiento
Como si fuera posible
literatura filosofia y zapatos de goma edad sueños pizza birra faso astronautas sabios suicidas salud dinero amor sexo drogas rock and roll divas miedos terapia ofenzas defensas pareja soledad humor gracia desgracia recetas poesias divagues promesas mentiras cine teatro television aburrimiento pecado virtud talento catarsis complicidad disparos obra vida muerte fantasmas heroismo calenturas pasiones inmadurez mas durez inmortalidad y airecito en la cara despues de una borrachera olvidable
lunes, 14 de junio de 2010
LA VIDA ES UNA MONEDA ....QUIEN LA REBUSCA LA TIENE!!!
Como casi todas las mañanas emprendo mi ritual, mi rutina diaria, creo, una de las pocas que tengo, pero que amo hacer día tras día, me levanto y voy indefectiblemente a desayunar afuera, hasta que no tomo un café, mi día no arranca, estoy nulo, así que esta mañana, como el resto de mis mañanas, Salí para desayunar, agarre la compu, bolsito y pique.
El bar donde voy a desayunar, es casi siempre el mismo, aunque como siempre, para no caer en la desgracia de las rutinas, me sorprendo a mí mismo, desayunando en otro lado. Voy caminando por la vereda y veo una moneda de un peso en el piso. Brilla y llama la atención sobre el pavimento gris. Miro alrededor, trato de distinguir algún posible dueño. Miro la moneda y vuelvo a mirar a la gente, alguien más debería reparar en ese pobre peso. Miro la moneda otra vez, y pienso un montón de cosas.
Si agarro esa moneda siento que robo; si la dejo, que desprecio a la suerte. Si la levanto, soy un muerto de hambre; si la ignoro, me convierto en un desagradecido. Si la agarro y después la regalo, siento la limosna de dar lo que me sobra y, al mismo tiempo, regalo algo que me regalaron, cosa que nunca debe hacerse. Si la levanto y la convierto en el amuleto de mi buena fortuna, jamás podré deshacerme de ella y no me interesan las supersticiones materiales, prefiero andar liviano. Si la dejo, quizás una de estas noches frías necesite una moneda para pagar algo y maldeciré no haber agarrado ésta.
Mejor la agarro, pienso, pero lo único que hago es ver como un pendejo que viene cruzando la calle, casi sin detenerse, se agacha y levanta la moneda de lo más panchito. Sonriendo la hace girar en el aire, se nota que tiene un buen día y esa moneda en su camino lo confirma. Y ahí va, en el aire girando despreocupada mi suerte, mi oportunidad desperdiciada, mi soberbia infinita, que cantidad de cosas que se me van pasando.
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