viernes, 23 de abril de 2010

extrañando a los eternos

shic... shhhiiic... shic... shhhiiic... los zapatos negros de la abuela lola que viene o se va. la carne de las manos desaparecida, huesitos y piel de hule, venitas azules, montañas y desiertos blancos entre esos dedos ancianos...las manos de la abuela lola. celeste gastado, como el de una cortina a la que le ha dado demasiado tiempo el sol, pestañas ralas, dos pequeñeces que se reavivan con el susto de la tormenta o el ruido de un portazo... los ojos de la abuela lola. olor a cuero mezclado con azahares de alguna colonia, como el de una caja de perfume vacía hace rato...el aroma de la abuela lola. me marcaron los viejos. la lola, la maria, la carmela, la tia josefina y la tia ñata. y el nono paez, en mi adolescencia, enamorandome con sus historias y su elocuencia de señor del pueblo. viejos solidos, lucidos, penetrantes, influenciantes. si tenes un niño, vinculalo a un viejo. permiti ese encuentro. los extremos se atraen. se definen. se impresionan mutuamente. y se hacen falta.