ilumina a su paso, la luciernaga, henchida de fulgor.
es verano, y mas que las estrellas, llama la atencion trazando lineas sin puntos ni vertices, frenetica, deslumbrante, sensible.
despierta al desprevenido, la luciernaga.
si se posa, se distingue, asi como cuando vuela.
si se eleva, genera que las miradas tambien lo hagan, nadie le pierde la vista.
distinta a todo insecto y animal y humano. distinta a todos porque tiene luz propia.
el verano no seria tal como es sin ella.
y cuando la talentosa, la donosa, la bendita y privilegiada luciernaga se acerca al piso... de un salto, humedo y veloz, se la come, asi, sin tanto ritual ni tanta pompa, el sapo.