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jueves, 16 de diciembre de 2010
Nacido
¿cómo fue el 16 de diciembre de 1969? No me acuerdo. Algunos memoriosos cuentan de una corrida de madrugada al hospital Privado, con posterior retorno, y vuelta a ir más tarde. También, que Betty se puso a cocinar un escabeche, al medio día, para dejarle comida hecha al Cacho. Mirá vos, a lo mejor esos sabores me llegaron, porque a mí cocinar me encanta. Y así, con condimento. En fin, no sé cómo estuvo el día. Justo por eso, puedo decir que la hora más propicia todavía no ha sido vivida. Es lo bueno de este devenir, hay que transitarlo incompleto. Y con noción de tanta incompletitud. Porque (a riesgo de ser cursi) sí voy tras los sueños. Aún cuando cada día que pasa me parezca más al cadáver que seré. Lo importante es, justamente, esta fuerza que empuja, que dice que voy. Arraigada en alguna parte. Extraña. Hablo de la falta justo cuando sé que está. En mí, en vos. Aunque por alguna razón escondida goce el mirar con nostalgia. El ser de la sonrisa nos habita y sabés que en algún pliegue, por ahí, tal vez por el cuello, detrás de la oreja, funciona como una llave para invitarla a pasear.
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