Era una gran mujer mi abuela Lola, una española rústica y trabajadora, que sacaba del fuego con su propia mano la lechera cuando esta hirviendo, y se quejaba: “Ay... joder!”... cuando el dolor le llegaba al cerebro como una puntada aguda, a pesar que esa rutina la repetía en cada desayuno y cada merienda. La “Lola” me encontró fumando a los trece, y me retó y amenazó tanto y tan duro que creí que mi vida se iba a acabar en cuanto llegara mi padre y ella le contara de mi nuevo vicio, pero llegó mi viejo y la abuela Lola contestó como toda respuesta, sin inmutarse ante la pregunta: Todo bien?... “Si, todo bien, si... claro”.
Y mi nona María, venida bastante grande del Piamonte, con unos ojos celestes que invitaban al delirio, nos contaba chistes verdes y nos enseñaba a hacer travesuras e inventos, y se escondía agachada (los huesos seguro le hacían ruido cuando se hacía un bollo) detrás de la planta de laurel, cuando jugábamos a las escondidas en su patio.
Y la tía Josefina, una tía solterona de miles de años (-“Mamá si la tía un día se muere, a mi nunca me lo digan”, pedía yo cuando tenía 6 años) venía cada seis meses y se quedaba un mes o dos, hasta que le parecía que molestaba o ya no tenía medias que zurcir o bufandas que tejer, de casa en casa de los sobrinos y parientes que la adoraban, y con su rodete y pinta de abuela de cuentos, me decía: “Si mirás por el agujero de esta aguja de coser, vas a ver un pueblo”, y yo- les aseguro- veía el pueblo, y su plaza, y un perro callejero en esa plaza.
Mary se llamaba la empleada que vivía con nosotros, que era empleada pero no nos dejaban que las tratáramos como tal, porque mis padres pretendían integrarla en todo, y cuando veníamos de la escuela, ella adolescente y yo un niño: “Mary, me hacés la leche?, “No ves que estoy estudiando?”, me respondía. Pero después me traía el Nesquik y las galletitas, y me tocaba la cabeza y me pedía: “Me das una pestaña de esas, bombón?”, y yo me arrancaba una y ella se la guardaba en el pecho, mientras me sonreía.
Y mi madre, salida de una película cómica, que manejaba una casa repleta de miles de personajes, como una directora de orquesta, un día de lo mas normal se sentaba a la mesa disfrazada con su vestida de novia, y recién cuando nos veía nosotros con la boca enorme de abierta, largaba su risa, y nos reíamos todos de su nueva ocurrencia.
Y después de conocer varias poseedoras de encantos fascinantes a las que creía amar para siempre, llegó Laura, con su brutal simpleza, y me dijo: “Para siempre”, y yo no respondí, porque ella ya había leído mi incondicionalidad, y mi certeza de no proyectar mas nada sin pensar que todo, todo, todo lo que hiciese en la vida, sería por ella y con ella.
Hace seis años llegó Bernardita. La bebé mas hermosa del mundo, con los ojos de la nona María, y cuando la vi pasar, apenas salida de la sala de parto, fue físico el dolor, en el estómago. Algo era evidente: ante nadie sería mas vulnerable que ante mi hija.
Y también fueron mis amigas, mis jefas, mis empleadas.
Las mujeres son una marca fatal para cada hombre.
Las impresionantes que marcan la historia como referentes, y las de cada uno, como esta lista por demás incompleta que apenas nombro.
Ustedes, impecablemente, le rindieron tributo en el Foro.
Yo los felicito, les agradezco la oportunidad de hacerme partícipe menor, y les aseguro que seguiré (machista al fin), peleándolas y mandándolas a lavar los platos, pero como desde siempre, absolutamente convencido de esa fuerza increíble y (maldición!), inigualablemente superior que tienen en relación a los hombres.(Que no se sepa).
4 comentarios:
Amarcord al principio y sonso y demagogo al final,
hermosos los ojos de Bernarda, la simpleza del parasiempre de Laura y, toda entera, la mítica Lola
fellini.... si algo que haya escrito, una sola frase, una sola, se pudiera vincular con fellini, ya está. nada mas. promesa. nada mas. una frase/fellini/y ya esta.
el final y todo en realidad, estuvo hecho ad hoc, pensando como felicitacion a quienes organizaron un congreso dirigido a la mujer, y me invitaron para presentar un tema. y despues esas lineas mias, nada, las mujeres de la vida.... la lola, la nona maria, laura, bernarda, la titina paez. faltaron mas que las que puse, pero es suficiente para asumir su impronta y el amor que les tuve y les tengo.
Poderse vincular? Por medio de la asociación libre Discépolo vinculó la biblia y el calefón. Nada lo impide. Ni la muerte de Fellini. -eso tienen de maravillosas las palabras, no pueden demostrar lo que dicen, pero como no tienen espacio físico dicen más de lo que muestran.
Reitero, me quedo con lo de los ojos de la Ber, el parasiempre de Laura y, toda entera, la mítica Lola. Uno no puede dejar de hacer su propio recorte de la realidad.
El auditorio (universal o no) y lo demás me parece, como vos decís, ad hoc.
Lión, usted parece tener la vida al servicio de la literatura, mi dios! Hay otros a los que nunca nos sucede nada con mujeres y tenemos inventar historias terribles con galopantes complejos edípicos (edipo) y eléctricos (electra).
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